miércoles, 3 de agosto de 2011

Las colas para madera en luthiería: algunos detalles (I)

No es mi intención, ni podría serlo, escribir nada nuevo sobre el tema propuesto, principalmente porque es de los fundamentales en luthiería general y, por tanto, de los más tratados durante siglos. Pero sí voy a desvelar uno o dos detalles que me han ido surgiendo en mi práctica de años. Los pegamentos que se utilizan en luthiería, han experimentado un considerable avance en los últimos años, con la aparición de los modernos "Super-Glues" con base de cianoacrilato. A ellos me referiré más adelante. De lo que no hay duda, es de que los dos tipos de pegamento utilizados universalmente para encolar maderas, son la cola blanca y el conocido en los Estados Unidos como "hide glue". En España contamos con pocas colas de suficiente calidad para nuestro cometido, así que es lógico que recurramos a la importación. Titebond es aquí la marca por excelencia, tanto en cola blanca como en hide glue. Al menos, es la única marca que yo utilizo, y por buenas razones: es, sin duda, la mejor. Como gran parte del trabajo que un "customizador" de instrumentos realiza es probar y probar diferentes componentes, componentes que, si el luthier es lo bastante puntilloso, han de ajustar a la perfección unos con otros, es natural que se necesite desarrollar técnicas que permitan intercambiar dichos componentes con relativa facilidad. Por supuesto, los dos componentes más importantes de una guitarra o un bajo eléctrico son el cuerpo y el mástil. El cuerpo y el mástil, en las guitarras y bajos Fender, están casi siempre unidos mediante tornillos, lo que significa, entre otras muchas cosas en las que no voy a entrar ahora, que se precisan roscas muy resistentes situadas en una posición de absoluta precisión. Este aparentemente simple detalle es, entre otros muchos, el que hace necesario encontrar el adhesivo adecuado. Explicaré por qué. Las medidas del hueco para el mástil en cuerpos de bajo Fender o Squier son las mismas universalmente, con alguna ligera variación según la procedencia del cuerpo en cuestión, ya que, como es archisabido, Fender hace décadas que no fabrica solamente en los USA. Consiguientemente, las medidas del talón de los mástiles Fender o Squier de bajo son también universales, detalle que hace posible la existencia de fabricantes de partes de reemplazo que no son Fender originales, pero que, con gran frecuencia, poseen una licencia de alcance determinado para la fabricación legal de tales partes - es el caso de firmas tan conocidas como Allparts, Warmoth o Musikraft-. Con un mástil de reemplazo nuevo a estrenar, hacer las roscas para los tornillos de fijación, aún en una madera tan sólida como el arce (maple, en inglés) es sencillo, porque no suelen venir hechas y, por tanto, podemos situarlas a nuestra conveniencia, según las medidas del cuerpo de que dispongamos. Pero, ¿qué ocurre si disponemos de un mástil que ya trae las roscas hechas y cuya posición no coincide exactamente con la de las del cuerpo al que vá destinado? Lo que ocurre, naturalmente, es que hemos de hacer nuevas roscas en la posición idónea. Como decía, las variaciones en medidas son muy ligeras, son cuestión de milímetros o décimas de milímetro. Esto hace necesario rellenar de algún modo las roscas antiguas para poder hacer los nuevos taladros en los que irán las nuevas roscas en su posición precisa, usualmente a una distancia exigua de la anterior. Para esto, son necesarias dos cosas fundamentales: la adecuada pieza de relleno de madera y el adhesivo adecuado que la mantenga firmemente en su sitio bajo la tensión de las cuerdas. Podríamos decir que se necesita "borrar en el papel para poder volver a escribir en él". Lo ideal es que la espiga de madera que empleemos sea de una madera dura. Pueden encontrarse tales espigas en ferreterías. No son caras, disponen del acanalado múltiple necesario para disipar la presión hidráulica que se genera al introducirlas en el mástil, y son lo bastante sólidas -aunque no tanto como el arce- como para permitir varios montajes y desmontajes. Hasta hace dos años, yo empleaba cola blanca Titebond para este trabajo. Pero pronto me dí cuenta de que, con ese adhesivo, las uniones siempre se "rompían" un poco. No obstante, como no conocía ningún otro adhesivo mejor, continué utilizándolo. En su utilísima serie de "Trade Secrets", Dan Erlewine y Eric Coleman, dos magníficos luthiers norteamericanos que trabajan para la famosa firma Steward- MacDonald, se hicieron eco de este problema. Y la solución fue sencilla, afortunadamente: en vez de utilizar cola blanca para trabajos en los que se requiere una fuerza de unión máxima, hay que utilizar "Hide Glue". Realmente, es la solución definitiva del problema. Este adhesivo es aún más potente que la cola, sin perder ninguna de sus ventajas, como la de ser fácilmente soluble en el agua, lo que convierte en un juego eliminar restos indeseados de adhesivo en las zonas de trabajo.

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